domingo, 22 de marzo de 2009

FORME SU PROPIA COMISIÓN




Una comisión está compuesta por un grupo de ociosos que discute, con toda la calma del mundo, un problema que implique una decisión difícil. La comisión no decidirá nada y en unos días nadie recordará lo que dijeron sus miembros. Su utilidad estriba en que da la impresión de que se hace algo aunque en el fondo no se haga nada. Por eso, la comisión es uno de los baluartes de las democracias modernas, porque constituye la forma más evolucionada del atole digital.
  1. Lo primero que debe saber es ¿cuándo es necesario armar una comisión? La respuesta es de lo más sencillo: cualquier pretexto es bueno. Si tiene un problema que crea no podrá resolver ni en el corto, ni en el mediano plazo, arme una comisión. Los miembros de dicha comisión discutirán apasionada y concienzudamente el problema, mientras éste se arregla por si solo, o es desplazado por otro conflicto más urgente.
  2. Si, por ejemplo, su novia le dice el clásico: "No eres tú soy yo". O esa otra excelsa joya del lugar común: "Mereces a alguien mejor". Dígale que se espere que no lo corte así de gacho, que lo mejor será armar una comisión. Si su maestro más castroso le dice que está reprobado, pídale que se tranquilice, que no lo puede reprobar así nomás, que no es justo. Si no recula, ármele una comisión evaluadora. Si su esposa le cayó en una movida y le amenaza con el divorcio pídale que se espere, que antes de tomar cualquier decisión apresurada será mejor armar una comisión. En este caso, no invite a su suegra a formar parte de la mencionada instancia y si la méndiga ruca se cuela, no deje que presida la discusión. Resumiendo, cualquier momento será idóneo para armar una comisión.
  3. Como ya dijimos, la comisión no solucionará problema alguno, pues precisamente se hacen comisiones para no resolver nada y apelar a la amnesia de los otros y, de este modo, ganar precioso tiempo, mientras pasa algo que desvíe la atención de pesimistas, criticones y malvibrosos. Si alrederor de una de sus comisiones llueven críticas exacerbadas, no se preocupe, arme una nueva comisión que se ocupe de establecer el momento propicio para acabar con la vieja instancia.
  4. Si ha tomado una decisión que pueda no gustarle a sus detractores, significa que ha llegado el momento de invitarlos a que formen parte de una comisión, esta no cambiará un centímetro su postura, pero dará la impresión a los opositores de que su voluntad es tomada en cuenta. Unos incluso cacarearán sus decisiones como si fueran propias. Ni la saliva ni el petrolato son tan eficientes en estos menesteres.
  5. ¿Cuántos miembros debe haber en una comisión? Los que sean necesarios, es decir, más de 20 y menos de 100. En cada reunión sirva una enorme cantidad de agua porque los participantes necesitarán mucha saliva. Grabe las palabras de cada uno de los participantes y depués arme un libro que repartirá entre sus enemigos más queridos.
  6. Si se arma tremenda trifulca enmedio de una discusión, tanto mejor. Pues la comisión cumplirá doblemente su cometido, y hasta podrá suceder que la gente recuerde la discusión y los puñetazos, pero no el asunto que los provocaron. Como esos partidos chafas que son rescatados del olvido por la broncota que se armó al final. Algunos especialistas no ven con malos ojos que los jerarcas manden por delante a sus golpeadores y perros de ataque a darle una sazonadita a la discusión.
  7. La utilidad de una comisión se mide en litros de tinta y saliva. Mientras más saliva y tinta fluyan, su comisión habrá cumplido mejor con su cometido; pero si nadie le hace caso, entonces ha llegado el momento de archivar el asunto y pasar a otro más provechoso.
  8. Busque el nombre más sonoro para bautizar su comisión, y evite que las siglas digan cosas pedestres, como la Comisión Agrícola para la Calidad de Agua, CACA. No le ponga Comisión Nacional de esto o aquello, ya chole. Tampoco use el clásico, Comisión Mexicana, queme unas cuantas neuronas no sea huevón.
  9. Nunca tenga abiertas demasiadas comisiones al mismo tiempo, lo idóneo es tener unas 3 en activo, unas 4 empantanadas y unas 2 recién formadas. Asista a todas la inauguraciones pero nunca a las clausuras, porque en estas últimas ya todos se habrán dado cuenta de que alguien más sagaz les ha comido el mandado con todo y bolsa. No se exponga.
  10. Si alguien le dice que no se faja los pantalones, comisione a algunos de sus subalternos para que respondan a los exhabruptos y vaya pensando en armar otra comisión para que, una vez que acaben las hostilidades, se encargue de reconstruir los puentes que hayan sido derribados durante los bombardeos.
  11. El promedio de vida de una comisión es de 3 meses, pasados los cuales pierde todo atractivo. Una comisión que llega al año de vida es una instancia chocha e inútil. Sin embargo, hay algunas comisiones que no deben ser mencionadas porque, tienen años de haber sido fundadas y nadie se acuerda de ellas. Incluso ha llegado a darse el caso de que al inaugurar los trabajos de una flamante comisión negociadora, resulta que ya existía una comisión encargada de discutir ese asunto, hágase como que no oye y siga adelante, lo peor que puede pasar es que dentro de unos años existan tres comisiones encargadas de discutir el mismo problema. Quizá ya para entonces no haya ni problema, ni país.
  12. Este punto lo está elaborando una comisión que ahora se encuentra empantanada; sin embargo, el presidente de dicha comisión ha prometido fajarse los pantaloncitos y tenerlo listo en cuanto regrese del acapulcazo del sábado de gloria. Amen.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Arma tu propio proyecto de ciencias




De acuerdo con la parafernalia highsculera, que sistemáticamente nos receta el cine joligudense, (en películas tales como: Mi mamarracho adolescente y Pastel de pollo I, II, III y IV) todo alumno que desee, con fervor verdadero, ser alguien en la vida debe realizar, en un punto de su highsculera vida, un proyecto de ciencias. Este proyecto consiste, casi siempre, en hacer un volcán de plastilina y colocar en su interior unos sobrecitos de sal de uvas para luego provocar una reacción, con un chorrito de vinagre, y así conseguir que el volcán eructe. El mentado proyecto puede consistir, incluso, en inventar algo que ya esté inventado.

El equipo de Producciones País-Salmonela®, preocupado por lo paupérrimo de los citados proyectos, presenta un novedoso producto para desarrollar las habilidades cognitivas de los muchachos inquietos.

Amiguito, ¿qué esperas? Arma, con esta sencilla guía, tu propia cápsula del tiempo. Con ella podrás mandar, a los niños del futuro, preciosa información acerca de las distintas formas de vida que proliferaron en esta apocalíptica primera década del siglo XXI. Entusiasma a tus compañeros y dile a tu maestro que desquite su sueldo y que te ayude, con júbilo y entusiasmo, a realizar esta provechosa actividad pedagógica.


Bueno, ya estuvo bien de rollo y pongamos manos a la obra. Para salir bien librado y no morir en el intento de emular al científico Eutimio Popoca González, inventor del chicle bomba, necesitarás:


1. Una bolsa grandota de pañales desechables (de preferencia que no estén usados y que no tengan resorte).

2. Todo el poliestireno que puedas encontrar (en algunos lugares, este material de apreciables cualidades contaminantes se llama unicel).

3. Esmalte de tu color favorito, que entre sus componentes incluya cualquier tipo de solvente cancerígeno.

4. Una cajota de plástico, de esas que se usan en las pollerías para almacenar los cadáveres de las aves.

5. Objetos que desees que los niños del futuro conozcan, como pueden ser:

-Una carta en la que envíes saludos a los niños del futuro.

-Fotografías. Esta es una excelente oportunidad para deshacerte de todas esas fotos que te repugnan. Coloca en tu cápsula, por ejemplo, esa foto infame que te sacó tu tío Moncho, mientras cagabas en tu pequeña bacinica y apenas tenías 3 años. Puedes escribir al reverso de dicha foto algo así:

Una costumbre muy en uso en nuestra época era la ceremonia de tu Primera Exoneración, en dicha ceremonia se reunía toda la familia a presenciar el glorioso momento en que el pequeño logra arrojar su primera plasta en un recipiente y, con ello, dejaba de embarrarse con sus propias heces. Generalmente, la ceremonia era presidida por un ministro religioso y se realizaba utilizando la misma bacinica durante siglos, generación tras generación. Esta ceremonia era de gran trascendencia y era seguida de una fiesta en la que se servían bocadillos preparados con…

Exagera todo lo que puedas, al fin y al cabo este país no va a pasar del 2010 y nadie estará ahí para desmentirte. Los hijos de los nuevos colonizadores que lleguen por el estrecho de Bering, creerán todo lo que les digas.

Asimismo, en la cápsula temporal podrás incluir:

-Algún juguete que ya no quieras.

-Artefactos descompuestos.

-Muestras de tu música favorita.

-Películas chidas (por favor, repriman al nerd que llevan dentro y no incluyan nada de la Guerra de las galaxias, ni de Harry Potter ¡no mamen¡).

-Un video casero en el que tú y tus amigos saluden a los chamacos del futuro. No se hagan los ingeniosos, ni se rasquen la nariz mientras hablan, porque qué van a pensar los morros del futuro.

-Una postal con el bello paisaje de un basurero o de un río contaminado, en la que les digas a los muchachos del futuro que, cuando llegamos, el planeta ya estaba así.

-La sección cultural de cualquier diario de circulación nacional, o sea.

-Libros de poesía mexicana forrados con fotos de morras encueradas (harán creer a los niños del futuro que éramos inteligentes, bellos y desprejuiciados).

-Recorta los muñequitos que aparecen al reverso de este pliego y vístelos con la ropita de tu preferencia, elabora una descripción en la que expliques a los despistados del futuro las características esenciales de cada uno de los personajes que usaban estos atuendos. Usa tu imaginación, las descripciones no deben ser necesariamente apegadas a la realidad; lo relevante no es en sí cómo éramos, sino cómo nos recuerdan).


Nota importante

Procura no mandar demasiadas porquerías porque lo peor que puede pasar es que tu cápsula sea confundida con ordinario relleno sanitario, o sea, simple basura.

No entierres seres vivos, ni comida, ni medicinas (esto incluye viagra y tachas), ni bombitas para alargar el pene, ni cosas relacionadas con la política, ni uniformes de futbol, ni revistas de chismes, ni la dentadura de tu abuela difunta. Ni por equivocación vayas a enterrar libros de Carlos Trejo, ni de Charlie Cuau, ni del tal Coelho, digo, está bien que los chicos del futuro piensen que fuimos una bola de irresponsables; pero no que crean que nos extinguimos por pendejos.



Instrucciones:

Rellena la caja que le robaste al pollero con esos objetos que deseas que encuentren las generaciones venideras. Acomoda bien las cosas, coloca trocitos de poliestireno en los huecos. Decora el exterior de la caja, escribiendo, al final, esta nota en la tapa:


No me destruyas; sólo soy una inocente cápsula del tiempo,

traigo información valiosa de los chicos del pasado :-)


Hecho esto, dile a tus compañeritos que te ayuden a hacer un hoyo, idéntico a los que hay en los panteones pero más pequeño, rellena el fondo del agujero con trocitos de poliestireno y, encima de esta cama, coloca tu cápsula. Luego, cubre con una capa de pañales desechables, otra de unicel, luego otra capa de pañales y luego una capa de tierra y listo. Tu proyecto de ciencias está listo.

Nos vemos dentro de 500 años.

Por cierto, esta Salmonela salió en un formato de cartel coleccionable en la revista Indie Rocks de marzo-abril.