domingo, 14 de diciembre de 2008

GRACIAS AL FACEBOOK DESCUBRIÓ QUE SU MUJER LO ENGAÑABA

Un viernes, movido por el tedio de los últimos eternos minutos de la semana que se niega a morir, a Julián se le ocurre la puntada de darse de alta en una de tantas redes sociales, encubriéndose con otro nombre. ¿Para qué? No lo sabe, quizá las mayores sandeces las hacemos durante esos dilatados minutos, antes de ir a casa a no hacer nada. Lo que sí sabemos es que este desdoblamiento de la personalidad súbitamente entusiasma a Julián.
Ah, si la semana inglesa terminara el jueves al mediodía sería menos la desdicha en este mundo. Digo esto porque, el viernes siguiente, durante esos minutos, una voz le dice a Julián que se puede divertir otro poco si le envía una invitación a su esposa fingiendo ser otra persona, ante el azoro de nuestro amigo, ella acepta la invitación sin remilgos, eso no era lo que esperaba; pero al menos ha escapado del tedio y eso para él ya es bastante.
Sin saberlo, se ha convertido en una suerte de curioso impertinente y se ha incubado en él algo parecido a la desconfianza. Atisba, de hecho, un gesto de liviandad en su mujer y decide hacer algo que nunca había hecho en 25 años de matrimonio, es decir, ejercer el recelo. Sin percatarse ha cruzado la línea del no retorno y ahora revisa, uno a uno, los 14 contactos que reposan en la lista de su esposa. Descarta a sus dos hijos, a su hija, a sus 3 cuñados, a su comadre, y a sí mismo dos veces; al final, se queda con un tal Amadeus. A partir de aquí la historia es más ordinaria de lo que parece. Ese mismo día al preguntarle a su esposa sobre la persona que se esconde detrás del nombrecito, ella le responde con evasivas, mientras en su cara aparece un desinterés fingido. Está nerviosa.
Pero Julián ha sido una persona ecuánime, respetuosa, y no va más allá; aunque de lo que tiene ganas es de zaradear a su mujer y propinarle un par de zopapos.
La duda se ha incubado en él, como el vástago del Alien. En sólo unos días, el embrión crecerá y se convertirá en una certeza, un par de asedios, algunas llamadas, y antes de lo que espera le será dado conocer al tal Amadeus, que en realidad se llama Ezequiel, como el profeta.
Por fortuna, nuestro amigo no necesitará asesinar a su esposa para convertirse en carne de encabezados. Bastará que en el juzgado, durante el consabido pleito del divorcio, alguien mencione las "redes sociales"; bastará que ese día no muera algún pez gordo y que a ningún mulato se le ocurra llegar a la presidencia de los estados unidos, para que una prensa ávida de escándalo cabecee: GRACIAS AL FACEBOOK DESCUBRIÓ QUE SU MUJER LO ENGAÑABA.
El buen Pero Grullo, sin embargo, afirma que no se divorciaron por el Facebook, se divorciaron porque su relación estaba en un punto muerto, aburridos como estaban: ella de él y viceversa. Sobre todo estaban aburridos de sí mismos, de lo insoportables que eran cuando estaban juntos. Seguramente ambos habían tenido ya oportunidad de engañarse, sin necesidad de las redes sociales. Entiendo que los diarios están hechos para que la gente los lea y se interese en ellos, pero no entiendo el azoro, el revuelo, que provoca la noticia de que (cito un ejemplo reciente) un chileno imbécil, después de 13 años encuentra a su vástago. El hecho hubiese pasado desapercibido de no ser porque el hallazgo se dio gracias a las redes sociales. Antes de sacarlo en el Clarín, al tipo habría que emascularlo metiéndole una rata hambrienta en los pantalones. ¿Es que a nadie se le ocurre pensar que si no había encontrado a su hijito era simplemente porque no quería verlo?
Un leve movimiento con el índice y ahí está el click y con él la paternidad instantánea; a su lado, hasta una chaqueta resulta una proeza. Sin necesidad de invertir un puto peso en pañales, mamilas, ni crema para el culito rozado del bebé.






II




GRACIAS AL GOOGLE, ELLA CONSIGUIÓ QUE LA CULEARAN Y ÉL APRENDIÓ A HACER CHIMICHURRI


Laura tiene menos prejuicios que su esposo y le gusta el sexo anal, por la misma razón que, a veces, prefiere la salsa chimichurrri al guacamole. Su esposo, don Abdías, detesta el chimichurri, por la misma razón que repudia el sexo anal: las cosas que para él son extrañas no logran entusiasmarlo.
En la cama prefiere la posición clásica del misionero y en la mesa, indistintamente, exige su guacamole con totopos. Un día, en el salón de belleza, Laura se entera, sin querer, de la existencia de un cibersitio de intercambios sexuales.
Ese mismo día ella acude a un cibercafe y redacta un ciberanuncio en el que sólo pide, a aquel que desee cumplir su fantasía, que se entusiasme con el sexo anal y con el chimichurri, ambas cosas por separado. Al día siguiente, llegan a su buzón 5 peticiones; de todas ellas, elige el que no menciona la salsa, quizá considera que es el menos impostado, además es el único que incluye una fotografía en la que aparece cubierto de vello y eso a ella le entusiasma otro ápice. Un día cualquiera, se encuentran y cumplen cada quien su fantasía. Ni siquiera se enteran de sus respectivos nombres, de hecho la fantasía no es tan formidable como lo fue la expectativa, pero ambos se ayudaron para llegar a esa certeza, acabaron con sus respectivas dudas, ambos son más sabios, de algún modo, y en el proceso nadie salió lastimado.
Cuando se despiden, él le entrega un paquete, le dice que no lo abra sino hasta que llegue a su casa. Una vez en su domicilio, ella retira el envoltorio y encuentra dentro un pequeño frasco, a pesar de estar cerrado, del envase escapa el penetrante olor del vinagre y las especias de la salsa chimichurri.
El tipo que se la dio no sabía cómo hacerla, pero con dos golpes de tecla encontró un sitio que constituye todo un compendio sobre el asunto. No sé ustedes, pero yo encuentro más emoción en el hecho de que alguien prepare una salsa que en su vida ha probado y que una mujer sencilla cumpla una fantasía; al hecho de que un gandul pretenda hallar un vínculo donde nunca lo hubo.
El periódico El Clarín nunca cabeceará una nota de este modo: GRACIAS AL GOOGLE, ELLA CONSIGUIÓ QUE LA CULEARAN Y ÉL APRENDIÓ A HACER CHIMICHURRI.

Carstenschu!!






"Me prometieron un monumento y me salen con esto"