miércoles, 10 de diciembre de 2008

YO TAMBIÉN SOY HIJO DE CHABELO

Al enterarse de que la señora Oralia Pérez, acaba de demostrar que don Javier López, Chabelo, es el papá de su hija, Lesslie Pérez, y enterado del profesionalismo de nuestros reporteros (la verdad es que en ningún otro medio le hacían caso), el señor, Apolonio Martínez Pueblitas, se presentó en la redacción de País Salmonela y nos dio a conocer su sorprendente historia.

Esta es la Historia:
Durante largos 25 años he vivido con la incertidumbre
de no saber quién es mi papá, los apellidos que llevo son los mismos que llevaba mi madrecita, que está en el cielo. Ella nunca me lo dijo, pero yo sospechaba algo, porque cada domingo, de manera religiosa, ella encendía el televisor para mirar a un tipo enorme vestido como idiota y hablando como tal. Inevitablemente, cuando los ganadores pasaban a la catafixia, mi madre se ponía a llorar a moco tendido y yo no entendía lo que pasaba, yo creía que se debía a la emoción, pero me quedaba una espinita clavada en el alma.
En otra ocasión, llegó a la casa una sala de Muebles Troncoso y una enorme dotación de golosinas Tutsi Pop, hasta donde alcanzaba a entender, mi madre no tenía manera de hacer esa compra; sin embargo, ahí se quedó la enorme sala, para mí fue como un indicio.
El día que unos ladrones se llevaron nuestras cosas en un camión de mudanza, mientras nosotros estábamos haciendo fila para patinar en la pista de hielo del Zócalo. Después del atraco, mi madre se olvidó fácilmente del televisor, del microondas, de la licuadora, y de mi colección de discos de Marco Antonio Solis, para concentrar todo su dolor en la pérdida de su sala. Ese fue para mí otro indicio.
Y el día de hoy, cuando vi
esta noticia, una especie de luz se abrió paso en mi mente. ¿Será posible? Me pregunté a mí mismo, sólo había una forma de averiguarlo. Rompí mi cochinito para contratar un abogado, pero no me alcanzó ni para pagarle a un pasante. Pero se me ocurrió una brillante idea, fui a una tienda a comprarme un pantaloncito de peto y una playerita de Pepe el Toro, introduje mi cuerpecito de 100 kilos en ambas prendas y con verdaderas ansias me vi al espejo y caí en la cuenta de que YO TAMBIÉN SOY HIJO DE CHABELO. No pienso entablar querella alguna, no deseo pedirle nada, con la gran alegría que ha traído a mi corazón cada domingo y con el hecho de saber quién es mi papá, me doy por bien servido.